Friday, April 23, 2010


Dedicación de mérito

A través del bien resultante de mi práctica,
Que mis maestro espirituales y guias de gran virtud,
Mi madre, mi padre y mis parientes,
El Sol y la Luna,
Todos los líderes virtuosos del mundo-
Que los grandes dioses y las fuerzas del mal;
Los seres celestiales
Los espíritus guardianes de la Tierray el Señor de la Muerte;
Que aquellos que son amistosos, indiferentes u hostiles;
Que todos los seres reciban las bendiciones de mi vida.
Que pronto alcancen la Triple Dicha y vean el Estado Inmortal,
A través del bien resultante de mi práctica,
Y a través de este acto de compartir,
Que todos los deseos y apegos cesen rapidamente,
Y todos los estados mentales dañinos.
Hasta que vea el Nirvana
En cualquier tipo de nacimiento
Que tenga una mente recta
Con atención y sabiduría,
Austeridad y vigor.
Que las fuerzas de la ilusión no se arraiguen ni debiliten mi resolución
El Buda es mi excelente refugio,
Incomparable es la protección del Dhamma,
El Buda Solitario es mi noble Señor,
La Sangha es mi soporte supremo.
A través del poder de todo esto,
Que toda las ocuridad y la ilusión sea disipada.


*


Dedication of merit.

Through the goodness that arises from my practice,
May my spiritual teachers and guides of great virtue,
My mother, my father and my relatives,
The Sun and the Moon,
and all virtuous leaders of the world –
May the highest gods and evil forces;
Celestial beings,
guardian spirits of the Earth and the Lord of Death;
May those who are friendly, indifferent or hostile;
May all beings receive the blessings of my life.
May they soon attain the threefold bliss and realise the Deathless.
Through the goodness that arises from my practice,
And through this act of sharing,
May all desires and attachments quickly cease
And all harmful states of mind.
Until I realise Nibbana,
In every kind of birth,
may I have an upright mind
With mindfulness and wisdom,austerity and vigour.
May the forces of delusion not take hold nor weaken my resolve.
The Buddha is my excellent refuge,
Unsurpassed is the protection of the Dhamma,
The Solitary Buddha is my noble Lord,
The Sangha is my supreme support.
Through the supreme power of all these,
May darkness and delusion be dispelled.

Thursday, April 22, 2010


Homenaje al Completamente Iluminado.


6:07 horas.


La noche transcurrió larga. Cigarrillos, torta de chocolate, coca cola, imágenes de una ninfa de rubios cabellos, ojos azules y piernas carnosas en una playa de las costa atlántica. Alienación, desolación, enajenación, vicios, Age of Conquerors, sentado a la pc, navegando ocioso, noches de internet y navegación, horas y horas frente al monitor, nada que hacer, he perdido el contacto con la realidad, el "hilo de plata" se ha roto. Quizá ya halla alcanzado el punto de no-retorno. Intenté abocarme a la tarea de traducir algunos suttas. Dhajagga Sutta. "Acuérdense del Buda". Así, sin más. Si estás en el medio del bosque, en un edificio vació o si caiste en medio de La Cava un sábado a las tres 3 de la madrugada, "acordate del Buda", así nomás.

Cuando los devas y los asuras se hallaban sumidos en la batalla, el rey Sakka les decía a sus súbditos que se acordaran de él. Pero el rey Sakka no se hallaba desprovisto de la pasión, desprovisto de la aversión, desprovisto de la ilusión. Más el Buda se encuentra desprovisto de los impedimentos. El Buda "no corre". Al Buda le ponés un chumbo en la cabeza y su reacción en el cerebro es la misma que si le hubieras puesto delante de él un plato de arroz. A veces no puedo creer la magnificencia del Buda. Es demasiado increible. Años metido en esto, estudiando estos textos, y todavía no puedo creer la sabiduría del Buda, la grandeza del Dhamma, toda la sabiduría del mundo condensada en ciento y pico de páginas. Mi copia del Dhammapada tiene el perfume del loto, el jazmín y el sándalo impregnado en sus hojas. Prendí esos tres sahumerios y puse encima el Dhammapada con sus páginas abiertas, para que se impregnen con los aromas de la Antigua India. También tiene mis anotaciones personales en los márgenes, escritas con mi lapicera "Aurora" de oro 14 klts. Mi copia del Dhammapada es lo único "original" que me ha quedado de aquello que constituyen los elementos de la práctica, como el fusil del soldado. Miento. También me queda el collar de cuentas color caoba que me auxilia en la recitación de mantras o en la práctica del metta bhavana. Mi antigua estatua de Buda, esa pequeña réplica en yeso del Gran Buda de Kamakura pintada a mano en cobre y dorado que compré una tarde en la librería Ki voló en pedazos al ser arrojada contra el piso víctima de uno de mis arranques de ira. Una pena, ciertamente. Esa pequeña estatua fue testigo de mis noches de profundo samadhi, de insights, de grandes realizaciones. Me gusta pensar que estaba cargada de una energía especial, de cierta magia. (Tal vez esto es en verdad así).


Asubha. Comtemplación de los aspectos repugnantes del cuerpo. Enciendo una vela, me siento en el zafu frente a la imagen del Buda y cierro los ojos. Se crea un clima especial. Hay algo místico en ese clima. Como si la luz tenue de la llama de la vela, ese resplandor que se percibe con los ojos cerrados, esa penumbra, auspiciara la contemplación del cuerpo en sí mismo, de la decadencia.

Visualizo los pelos de mi cabeza. Grasosos. Como una degeneración. Luego mi piel, mi cerebro. Imagino mi cerebro, viscozo, baboso, lleno de hendiduras, blando, maloliente, una masa prutescible y asquerosa, pegada a mi craneo por una baba visceral. En las autopsias, cuando abren el craneo y extraen el cerebro, éste se haya pegado por una substancia gelatinosa, que se va estirando al remover las visceras del cerebro hasta que se rompe como hilos de saliba. Ese es el cerebro. Visulizo la carne de mi rostro, mi nariz llena de mocos. Imagino mis pulmones, transparentes, pegados a las costillas por esa misma baba que sujeta el cerebro al cráneo. Luego paso a mis riñones. Dos pedazos de tejido rojo, con sangre, asqueroso, babosos. Los órganos humanos ni siquiera son de carne. Son de un tejido indefinible, repugnante. Por eso no me gusta el paté. Me gusta la carne, la tira de asado. Disfruto de un buen asado. Pero en lo que respecta a la consumisión de los órganos animales, paso. Aunque no me desagrade el sabor. No me gusta comer entrañas. Encontré paté escondido en la pascualina de espinaca que cocinó mi madre el otro día y la dejé en el plato. ¿Cómo podría haber ingerido putrescibles entrañas de animal?. Invierto algunos minutos en la contemplación de cada una de las partes del cuerpo. En los suttas se describen 32 de ellas. Cuando las piernas se me empiezan a dormir, abro los ojos, saludo al Buda con gassho y me levanto lentamente. Y en ese momento caigo en la cuenta de que el cuerpo YA se está descomponiendo. La descomposición no acontece solo a partir de la muerte. Desde que uno nace, ya está envejeciendo, ya se está descomponiendo, ya está enfermando, ya se está muriendo. El final es la vejez, la enfermedad y la muerte. Todos los cuerpos ya se están descomponiendo, pudriendo. El ovulo fecundado en el vientre de una mujer ya se está descomponiendo, el óvulo por si solo y el espermatozoide ya se están descomponiendo. La sabudiría del Dhammapada sigue cayendo en mi espíritu, como un cuenco que se llena poco a poco, gota a gota.


Dhp. 147. "Contemplad este bello cuerpo, masa de dolores, montón de grumos, trastornado, en el que nada dura, nada persiste."


Dhp .148. "Decadencia para este cuerpo, nido de enfermedades, perecedero. Esta putrescible masa se destruye. Verdaderamente, la vida acaba en la muerte."


Dhp. 149. "Como vacías calabazas en otoño son estos resecos huesos. ¿Qué placer hay en mirarlos?"


Dhp. 150. "Este cuerpo es una ciudadela hecha de huesos cubiertos de carne y sangre en donde se almacenan el envejecimiento y la muerte, el orgullo y el engaño."


" 151. "Incluso los fastuosos carruajes reales envejecen. También el cuerpo envejece. Pero la Enseñanza de los Buenos nunca envejece. Así, lo Bueno permanece entre los Buenos."


"Pero la Enseñanza de los Buenos nunca envejece."


Amén. Cuanta sabiduría contenida en esas páginas. Es increible.


Debo ver más allá de lo aparente. Debo someter la lujuría. Mientras esté atado a ella, estaré, así mismo, atado a Buenos Aires. Atado a la vida hogareña. A la vida laica. No puedo seguir perdiendo el tiempo.


Debo ser metódico. He experimentado los beneficios del anapanasati, los beneficios de la concentración. Los beneficios del mindfulness, la dulzura del metta, he hallado paz y razón en las páginas del Canon Pali. He vislumbrado su sabiduría. Debo abocarme a una cosa por vez. Pero no puedo perder el tiempo. Tengo que ser firme. No puedo perder el tiempo.

Tengo que seguir marchando, debo seguir marchando...


Saludos.



*



Homage to the Fully Enlightened One


6: 07 am.


The night was long. Cigarettes, chocolate cake, coke, images of a nimph of blonde hair, blue eyes and fleshy legs on a beach of the Atlantic coast. Alienation, desolation, vices, Age of Conquerors, sitting at the computer, leisurely surfing the net, nights of internet and net surfing, hours and hours in front of the screen, nothing to do, I have lost touch with reality, the "silver thread" has broken. Maybe I have already attained the point of no-return. I tried to set myself on the task of translating suttas. Dhajagga Sutta. "Recollect the Buddha". Just like that. If you are in the middle of the forest, in an empty dwelling or if you fell in the middle of the ghetto at 3 am on a saturday night, "recollect the Buddha". Just like that.

When devas and asuras were arranged in battle, king Sakka told his subjects to recollect him. But king Sakka was not devoid of passion, devoid of aversion, devoid of delusion. However, the Buddha is devoid of the obstacles. The Buddha "doesn't run". You put a gun on the Buddha's head and his reaction in his brain is not different as if you had put a plare of rice in front of him. Sometimes I can't believe the Buddha's magnificence. It is too incredible. Years in this, studying these texts, and I still can't believe the wisdom of the Buddha, the greatness of the Dhamma, all the wisdom of the world contained in a few pages. My copy of the Dhammapada, has the perfume of the sandal, the lotus and the jasmine impregnated in its pages. I burned those three kind of incenses and put the Dhammapada above them with its pages open so they are impregnated with the aromas of Ancient India. It also has my personal annotations on the edges written with my 14 kl. gold "Aurora" pen. My copy of the Dhammapada is the only "original" thing remaning from what constitue the elements of the practice, like the soldier's rifle. I am liying. I also have the beadings collar that auxiliates me in the manta recitation or in the practice of metta bhavana. My old buddha statue, that little plaster replica of the Great Buddha of Kamakura painted by hand in copper and gold that I buy that eveing at the Ki book store was broken into pieces being thhrown to the floor victim of one of my rage attacks. Certainly a pity. That little statue witnessed my nights of deep samadhi, of insights, of great realizations. I like to think that it was imbued of a particular energy, of certain magic. (Perhaps it truly is that way).

Asubha. Comtemplation of the foulness of the body. I light a candle, I sit on the zafu in front of the Buddha image and close my eyes. A special atmosphere is created. There is something mystical in that atmosphere. As if the tenuous light of the flame of the candle, that radiance that is perceived with the eyes closed, that penumbra, auspiciated the contemplation of the body in and of itself, the contemplation of decadence.

I visualize the hair of my head. Greasy. Like a degeneration. Then my skin, my brain. I imagine my brain, viscous, slimy, full of clefts, soft, stinky, a putrid and disgusting mass, stuck to my skull by a visceral slime. In autopsies, when they open the skull and extract the brain, this is sticked to it by a gelatinous substance, which streches as the visceras of the brain are removed, like threads of saliva. I visualize the flesh of my face, my nose full of mucus. I imagine my lungs, transparent, subjected to the ribs by the same slime that keeps the brain stuck to the skull. Then I pass to my kidneys, two pieces of red tissue, bloody, disgusting. Human organs are not even made of flesh. The are made of an indefinable tissue, disgusting. That's why I don't like pate. I like meat, I enjoy a good barbacue. But reagarding consumption of animal organs, I pass. Even though I may not find their taste unpleasant. I don't like eating bowels. I found pate hidden in the spinach cake my mother cooked the other day and I left it on the plate. How could I have eaten putrefiable animal bowels? I invest some minutes in the contemplation of each part of the body. In the suttas 32 body parts are described. When my legs start to fall aslept, I open my eyes, bow to the Buddha with gassho and slowly get up. And in that moment I realize that the body is ALREADY decomposing. Decomposing does not start at death. From the moment one is born, one is already decomposing, geting ill, dying. The end are old age, illness and death. All bodies are decomposing, rotting. The egg fecundated in the woman's bomb is already decomposing, the egg by itself and the sperm are already decomposing. The wisdom of the Dhammapada keeps falling in my spirit, like a basin that is filled slowly, drop by drop.


147. Behold this body — a painted image, a mass of heaped up sores, infirm, full of hankering — of which nothing is lasting or stable!


148. Fully worn out is this body, a nest of disease, and fragile. This foul mass breaks up, for death is the end of life.


149. These dove-colored bones are like gourds that lie scattered about in autumn. Having seen them, how can one seek delight?


150. This city (body) is built of bones, plastered with flesh and blood; within are decay and death, pride and jealousy.


151. Even gorgeous royal chariots wear out, and indeed this body too wears out. But the Dhamma of the Good does not age; thus the Good make it known to the good.


"The good make it known to the good"


Amen. How much wisdom contained in these pages. It is amazing.

I must see beyond the aparent. I must submit lust. As long as I am tied to lust, I will be tied to Buenos Aires. To the life of the householder. To lay life. I can't keep losing my time.

I must be methodic. I have experienced the benefits of anapanasati, the benefits of concentration. The benefits of mindfulness, the sweetness of metta. I have found peace and sensibility in the pages of the Pali Canon. I have glimpsed its wisdom. I must set on one thing at a time. I can't keep losing my time. I have to be firm. I can't keep losing my time.

I must keep walking, I must keep walking.

Greetings.

Sunday, April 18, 2010


Homenaje al Completamente Iluminado

8:26 horas.

El día amaneció despejado. Por el amplio ventanal que tengo delante mío observo el luminoso cielo celeste de la mañana. No me he acostado. Me mantendré despierto. En cierta forma, este acto es cultivar el despertar. El Buda se refería a la limitación del sueño como "cultivar el despertar". Alzo la vista y el día se extiende vacío. No tengo absolutamente nada que hacer. La constante monotonía de mis días se verá interrumpida unicamente por el cumpleaños de mi amiga Flavia. La entrañable Flavia. Compartimos años en el instituto y de repente, en mi vida adulta, se vuelve muy cercana a mi corazón. Es una nota dulce en este silencio cósmico, pero que en realidad es estremecedor.

Dos horas de zazen repartidas en tres sesiones de 40'. Zazen. ¿Qué es zazen? Si alguien me hiciera esta pregunta en este momento, no le hablaría del samadhi, no le hablaría de los jhanas, los extados de éxtasis ni del silencio cósmico en su versión más literal, ese silencio que acompaña al tercer estado de absorción meditativa donde los sonidos se pierden en el vacío, donde el espíritu ya no reacciona, y uno experimenta lo que es estar sentado no ya en una habitación en la ciudad de Buenos Aires, sino en medio del espacio.

Si un extraño me preguntara esta mañana qué es zazen, le contestaría: "Zazen es estar sentado en silencio." "Zazen es desponjarse del cuerpo y del espíritu". "Zazen es sentarse en inmovilidad, como una montaña".

En apariencia estoy tranquilo, pero por dentro mi éspiritu se desangra. Entro al zendo despacio, acomodo mis piernas como el maestro Nijishima en el instructivo de zazen de youtube, con la parsimonia del que ejecuta la ceremonia del té. Cuando me levanto, lo hago con lentitud extrema. Y me siento refrenado. Camino despacio, no tengo apuro. No hay ansiedad, y sin embargo, mi espíritu se desangra. No la volveré a ver. Nuestros caminos se han cruzado pero cada uno ha seguido un rumbo distinto. Cuatro años de melancolía. Y no es la melancolía de un corazón solitario. Es algo mucho más profundo; espantoso, desgarrador. Una gota de sangre transformada en un océano por el Sei Samsara de Shaka de Virgo. Mi único consuelo es que mi amor por el Dhamma lo supera todo.

Tengo que romper esta inercia. Romper las cadenas como las rompería una bestia cautiva. Destruir los condicionamientos, alcanzar definitivamente el punto de no-retorno.

Miro hacia delante y solo veo vacío. ¿Cómo llenar las horas del día de hoy? Posiblemente me ponga a leer tutoriales de Age of Empires. El Imperio Nipón no puede sufrir otra humillación. Somos la civilización más refinada de todo el juego. Somos un pueblo guerrero, la nación de los samurais que preferirían morir antes que la derrota. ¿Qué hubiera sido del mundo si el Japón hubiera salido victorioso en la Segunda Guerra Mundial? Por empezar, tendríamos una cultura decente como potencia mundial, en vez de un país de grasosos vendedores de hamburguesas. Además, el Zen se hubiera propagado por todo el mundo. La difusión del zazen se hubiera potenciado a su máximo exponente. La paradoja de la violencia resultando en el beneficio de todos los seres sintientes. Una suerte de Despotismo Ilustrado.

Sentarse, sentarse, hasta que el cuerpo y el espíritu de desprendan como la gota de agua que se desliza por la flor de loto. Ese es el camino. "Tan solo sentarse". Shikantaza. Y sin embargo intuyo que solo una embriaguez de samadhi podría quemar definitivamente esta melancolía.

Paciencia. Una de las diez paramis. "La paciencia y la tolerancia son la más alta ascesis. Los budas proclaman que el Nibbana es el supremo". Resistencia.

El destino no es seguro, más debo seguir caminando. Debo seguir marchando.
Saludos.

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Homage to the Fully Enlightened One.
8:26 am.
The day dawned clear. Through the wide window that is in front of me I observe the morning bright light-blue sky.
I haven't slept. I'll keep awake. In some way, this is cultivating awakening. The Buddha refered to sleep limitation as "cultivating awakening". I look up and the day appears empty in front of me. I have nothing to do at all. The constant monotony of my life will be interrupted only by the birthday party of my friend Flavia. The dear Flavia. We shared years at school, and suddenly, in my adult life, she becomes very close to my heart. She is a sweet note in this cosmic silence, which is actually shocking.
Two hours of zazen divided in three 40' sessions. Zazen. What is zazen? If someone asked me this question right now, I wouldn't talk about samadhi, I wouldn't talk about the jhanas, the extasy states nor about the cosmic silence in its more literal way, where the spirit does not react any more, and one experiences what is to be sitting not any more in an empty room in the city of Buenos Aires, but in the middle of outer space.
If a stranger asked me this morning what zazen is I'd answer: "Zazen is sitting in silence", "Zazen is the droping off of body and mind", "Zazen is sitting in inmobility like a mountain".
In appearance, I look tranquil. But inside, my spirit is bleeding. I enter the zendo slowly, I fold my legs like the master Nijishima in the zazen tutorial of youtube, with the parsimony of someone who performs the tea ceremony. When I get up, I do it with extreme care. I walk slowly, I have no rush. There is no anxiety. However, my spirit bleeds. I won't see her again. Our paths have crossed but each of them followed a different way. Four years of melancholy. And it is not just the melancholy of a lonely heart. It is much deeper, it is horrible, piercing. A drop of blood made into an ocean by the Sei Samsara of Virgo's Shaka. My only consolation is that my love for the Dhamma surpasses everything.
I have to break through this inertia. Break the chains as a captive beast would do. Destroy conditionings, finally attain the point of no-return.
I look foward and I see only emptiness. How to fill the hours of today? Possibly I'll set myself on reading Age of Empires tutorials. The Japanese Empire can not go through another humiliation. We are the most refined civilization of the game. We are a nation of warriors, a nation of samurais who would rather die before accepting defeat. What would the world be like if Japan had won World War II? To begin with, we'd have a decent culture as world power, instead of a country of greasy hamburguer sellers. Besides, Zen would have spreaded along the whole world. The spreading of zazen would have maximized to its maximun exponent. The paradox of violence resulting in the benefit of all sentient beings. A kind of Illustrated Despotism.
Sitting, sitting, until body and mind drop off, as the drop of water slides though the lotus flower. That's the way. "Just sitting". Shikantaza. And even though I feel only a drunkness of samadhi will be able to finally burn away this melancholy.
Patience. One of the ten paramis. "Patience and tolerance are the highest ascesis. Buddhas proclaim Nibbana is the highest." Endurance.
The goal is not certain; however, I must keep walking. I must keep walking.
Greetings.

Sunday, April 11, 2010


Atento. Extremadamente atento. Debo esforzarme por salir del laberinto de los pensamientos y retornar al momento presente, pues en este momento me encuentro perdido en el océano de los pensamientos.
Zazen. Entro a la suerte del zendo que improvisé en mi habitación con el pie izquierdo, saludo al Buda (reverencia interior) con gassho, luego saludo al muro (la ventana con la persiana baja) y me acomodo en el zafu rodéandolo por la izquierda. Me siento y me dispongo en la postura burmesa con movimientos lentos. Otra vez gassho. Acomodo mis manos en el mudra cósmico (a través de estos años de meditar con el grupo de Budismo Zen he llegado entender y apreciar el poder de este mudra), inhalo y exhalo profundamente tres veces, y me establezco no ya en la concentración -que me es casi imposible desarrollar en esta etapa del sendero- sino en la atención -mindfulness, sati. Atención no dirigida a ningún objeto cuyo fin es frenar los procesos analíticos de la mente, silenciar lo más posible el pensamiento discursivo. (Claro que a fines de silenciar el espíritu la mera atención esta a años luz de distancia con respecto a la efectividad del dharana puro, la concentración intensa sobre un solo punto). Por regla general, se me duermen las piernas y me empiezan a doler después de 35 minutos. En este momento tengo que descruzarlas, esperar a que la sangre vuelva a circular por ellas, y reacomodar la postura. Me muevo con lentitud extrema. La lentitud de la que me valía otrora para redisponer la postura, una lentitud tal que casi me genera una sensación de exasperación interior. Redescubro en estos días el valor de cambiar de postura o levantarse de zazen con parsimonia extrema. En el pasado, cuando salía de jhana, me quedaba algunos minutos más en postura de meditación y al levantarme me movía muy lentamente. Esta es la forma de que el "efecto" que la meditación causa en el éspiritu se traslade al retornar al movimiento, a la volición, a la actividad diaria. Saludo al Buda (reverencia interior) y salgo del zendo caminando lentamente, con la pierna derecha. Esta rutina, esta actitud "ritualística" -si se quiere- me sirve como soporte para una práctica de zazen más solida. Le da al zazen cierto marco de formalidad, lo enviste de la importancia que tiene en sí mismo, más allá del logro personal, carente de intención (mushotoku). El mastro Ryokan me dijo en la primera dokusan que tuve con él: "Préparate para el zazen". Y este proceder, esta estrucutura, sirve a los fines de tal propósito. Incluso estoy pensando en comprarme (o coser yo mismo) un kimono negro para utilizar durante el zazen. Se me dio por imaginar también, durante el zazen, que soy una montaña. Dogen Zenji definió al zazen en cierta ocasión como "sentarse en inmovilidad como una montaña". E intuyo que la importancia que los maestros zen han concedido a la postura durante todos estos siglos radica en esa firmeza, en esa inmovilidad, en esa sensación de poder y afianzamiento que otorga el sentarse erguido en el piso con las piernas cruzadas y las manos en el mudra cósmico. Me entreno para sentarme como una montaña durante el periódo de zazen. Una montaña no se resiente, no recuerda, no sangra por un amor, no tiene remordimientos. Aspiro al loto completo. A terminar esta botellita de Coca-Cola de 600 ml. y abandonar de una vez por todas el vicio por esta negra y gaseosa bebida. Tengo, asimismo, que ejercitarme hasta quedar exhausto. Que no quede el más mínimo rastro de energía que pueda utilizar en una obsesión. Evoco un zazen bastante agradable despues de una larga caminata y una ducha fria, estableciendome en la atención dirigida a ningún objeto. Esto es todo lo que tengo que decir sobre el zazen.
Como dije anteriormente, me propongo establecerme en la atencíon constante. Un estado de sati constante como soporte para la concentración. Decía Nanavira Thera: "Mantente atento constantemente. Si te mantienes atento constantemente, quizás obtengas concentración. Pero más alla de si obtienes o no concentración, la atención constante es el remedio para la depresión. Si te mantienes constantemente atento, no tendrás remordimientos, y éste es un remedio que no puede fallar". A los monjes budistas se los suele caracterizar en las caricaturas o en las peliculas como gente rapada y con túnicas que camina despacio y con los ojos siempre entrecerrados, como si estuvieran en un estado de contemplación constante, de atención constante. Esta representación no es errada. Los ojos entrecerrados constantemente denotan un firme establecimiento en un estado de sati. El Buda hablaba en un discurso de la importancia de balancear los distintos factores del sendero; algunos factores, si se los cultivaba hasta la exclusión de los restantes, podían conducir a la agitación, a la depresión o a la pereza, sin embargo, al referirse a la atención (sati), sus palabras fueron: "Pero con respecto a la atención, esta siempre es útil".
Así pues, aspiro al cultivo de la atencíon para silenciar el pensamiento discursivo, las obsesiones, los pensamientos absurdos que crecen como la mala hierba en este estado de alienación. En los suttas se habla muchas veces de la concentración que nace de la alegría, de la concentración que nace espontaneamente, de la iluminación repentina (al contrario de la creencia popular de que la iluminación repentina es un concepto marginado al Zen y de que no tiene soporte en los suttas del Canon Pali).
Quizá, a través del silencio vuelva la alegría, y a través de la alegría nazca la concentración.
Esa es, al menos, mi esperanza.
Saludos.

Sunday, April 04, 2010


Homenaje el Buda Completamente Iluminado

Llegó el otoño.
Salgo a caminar por el barrio al atardecer y veo todo blanco, la luz es tenue, la hojas de los árboles crujen cuando las piso. Y de pronto me vienen al alma un montón de sensaciones... Es como una quietud... acompañada de cierta melancolía... el verano cede (por fin) y llega el otoño benévolo, otoño que me acompaña en esta melancolía...
El otoño es mi amigo.
Las calles están casi vacías, las luces de las ventanas de las casas en las tardes frías; imagino leños ardiendo en los hogares, se me viene a la mente el Claro de Luna de Debussy e imagino un café parisino en una tarde nevada... adentro hay gente solitaria sentada a las mesas, calietan sus manos en una tasa de café, también hay parejas que dejan pasar el tiempo... y desde afuera se ven las ventanas iluminadas...
Y de pronto se me hacen tan lejanos los bosques tailandeses con sus climas templados, los bosques de la antigua India donde meditaban los ascetas debajo de los árboles, la fragancia a loto, jazmín y sándalo cierto día alabada y plasmada en un haiku...
Siempre habrá lugar para tí en mi corazón, otoño querido.

El Buda habló de cuatro jhanas. El cuarto jhana, que es un estado de imperturbalidad total donde cesa temporalmente la respiración, se divide, asimismo, en cuatro dimensiones inmateriales. Estas son: La dimensión del espacio infinito, la dimensión de la consciencia infinita, la dimensión de la nada, y la dimensión de la ni-percepción ni-no-percepción.
Claro que no hay acuerdo entre los budistas de la tradición Theravada en lo que respecta a la naturaleza de cada uno de estos jhanas... De modo que se me ocurrió dar a conocer mi punto de vista en lo referente a este tema... basado en mi experiencia personal con los estados de samadhi y a mis estudios del Sutta Pitaka.

En cada uno de los cuatro jhanas cesa temporalmente cualquier malestar de origen psíquico.
Si estás en jhana, estás en un estado muy confortable, aunque hayan matado a toda tu familia una hora antes, si estás en jhana te chupa un huevo.
Pero... el primer jhana no es TAN increible. Es decir, para el que valora el samadhi y desarrolló un anhelo por estos estados elevados de consciencia, ya el primer jhana es una cosa re loca... pero lo que quiero decir es que no es, sin embargo, un estado ALTERADISIMO de consciencia. Los estados alterados de consciencia propiamente dichos surgen a partir del tercer jhana, con la aparición del factor upekka (ecuanimidad). Pero volvamos a los primeros jhanas.
En el primer jhana, como dije, cesa cualquier malestar de origen psíquico y se experimentan una sensación de bienestar... Según mi entendimiento esto es piti y sukha. La mente está concentrada en un solo punto pero todavía es necesario aplicar un esfuerzo para mantenerla centrada. Este volver a centrar la atención una y otra vez en el objeto de concentración constituye vitaka y vicara.
En el segundo jhana, la sensación de bienestar se incrementa, y la atencion se afianza en la respiración, es decir, cuesta muy poco esfuerzo mantener la mente centrada, la atención ya descanza firmemente en el objeto de concentración y el pensamiento discursivo disminuye considerablemente. Por eso en los suttas se refieren al segundo jhana como "afianzamiento interno". Por lo tanto el segundo jhana es un estado de mucho bienestar, de profundo silencio y tranquilidad de la mente, quietud, inmovilidad que nace del abandono de vitaka y vicara.
En mi experiencia, después de quedarme un rato largo en el segundo jhana, después de una hora de estar en estado de meditación, entraba en el tercer jhana.
El tercer jhana es, ahora sí, INCREIBLE. El tercer jhana es un estado alteradísimo de consciencia, de la percepción. Estás meditando en un estado ya de por si increible y de pronto, de un segundo para el otro, ZAS!, caés en el tercer jhana. La primera vez que lo experimentás no lo podés creer, no podés creer que exista algo así. Pensas: WTF??? QUE ES ESTO???. Es una experiencia que supera cualquier cosa. Esto se debe al surgimiento del factor upekka. La mente ya no reacciona al estímulo de los seis sentidos, cargabas una pesada mochila y de pronto la soltaste, y la sensación es increible. Este es el tercer jhana.
En el cuarto jhana, la sensación de felicidad interior, de regocijo (que según mi entendimiento es sukha aumentado) cesa también, y la ecuanimidad es ahora total. Como dicen los suttas, ni dukkha ni sukkha. En este estado es muy común que pare también la respiración. (Esto es increible) De pronto dejás de respirar, cesa la contracción y dilatación del diafragma. Sentís como si pudieras quedarte meditando para siempre.
Pues bien, esta es mi descripción de los cuatro jhanas materiales.
De los cuatro logros inmateriales no puedo hablar. Aunque hubo veces que paraba de meditar porque pensaba: "si sigo meditando voy a perder la consciencia del cuerpo". Quizá esa sea la antesala de "la dimensión del espacio infinito", pero esto es ya especulación.
Pues bien, ese es mi entendimiento de los jhanas basado en experiencia personal y estudio del Sutta Pitaka.

Yo, por lo pronto, aunque terriblemente debilitado por el TOC, sigo meditando, me sigo adiestrando en la meditación, porque ahí está la verdadera felicidad.
Como dice el Dhammapada, aquellos que se adistran en la meditación verdaderamente alcanzan mucha felicidad.

Pues eso es todo por ahora.
Saludos.