Friday, July 18, 2014

Vuelve el Blog del Igna. Más limado que nunca. Una mezcla de sabiduría y desvaríos de un neurótico.

Bueno, quiero tratar en esta ocasión el tema del Ojo del Dhamma. Como ustedes sabrán, el Ojo del Dhamma es una perecepción especial de la realidad, intuitiva, sútil; es, en menos o mayor grado, el la visión del Nibbana. Se dice que quién tiene esta percepción, entra en la "corriente" que lleva definitivamente a la Iluminación Total. Y siendo, como he dicho, una visión del Nibbana, este fenómeno le puede cambiar la vida radicalmente hasta al más desgraciado.

Bueno, la cuestión en particular que quiero abordar en este posteo, es que, en lo que a mi respecta, el Ojo del Dhamma se abre y se cierra. Esta realidad es en extremo frustrante para mí. Este parpadeo espiritual está mermando mi paciencia. Se está haciendo difícil de tolerar el hecho de ver estas cosas y que de pronto desaparezcan, a causa de mi neurosis, que estas revelaciones no logran neutralizar.

En el tiempo durante el cual me he consierado budista -ésto es, los últimos 7 años- he tenido esta percepción del Nibbana en cuatro ocasiones. Primeramente, en el verano del año 2005-2006, en el cual, una noche, estando absorbido yo en el cuarto estado contemplativo (jhana/samadhi), habiendo trascendido la voluntad de vivir a través del poder del samadhi, di "media vuelta" y me hallé a mí mismo frente al Nibbana en todo su esplendor, el estado que sobrevive a la destruccoón de los agregados psicofísicos. El Maestro Ryunan Korin Zenji, se refirió a este fenómeno, valiendose de su conocimiento del Zen, con el término de "Combustión Total", "quedarse en zazen hasta el final". En su momento, siendo un hombre sano, no le di una importancia desmedida a esta experiencia. Pero al momento presente, esto se ha convertido en una obsesión para mi. El acontecimiento que les relato fue, a su vez, la última ocasión en la que entré en estados de samadhi. Ese mismo año, estando yo en un trance contemplativo nebuloso, tuve una experience desagradable y eso desato en mi el TOC, la neurosis que me aqueja hasta el día de la fecha. Imposible entrar en samadhi con TOC. Y cuando uno tuvo experiencias oceánicas y no las puede volver a inducir, cabe la posibilidad de que toda experiencia fenoménica se vuelva tosca, sosa, y estresante. Pero no importar.

Pensaba en ese entonces que la vida no me iba a deparar otra alegría en lo que respecta al Sendero. Sin embargo, una tarde del verano de 2011-2012, me hallaba en la playa fumando tabaco y leyendo el Mumonkan ("La Entrada Sin Puerta", compilación de 49 koans chinos del siglo XIII) cuando me topé con el koan número 13: "Tokusan sujeta su cuenco", y se produjo en mi otro satori, una nueva visíon del Estado Inmortal. Inspirado por la costumbre zen de elaborar una comprensión ante las revelaciones espirituales, compuse este breve poema.

Habiendo comprendido el sufrimiento,
He entrado
Al Reino-Del-No-Sufrimiento.

A continuación transcribiré el koan al cual me refiero, con la esperanza de que alguien tenga la mismo comprensión que tuve yo, y, si logra digerirla, me tire algun tip de sabiduría.